
El 27 de Abril del año 1811, D. Diego de Quiroga y Valcárcel huía de Madrid para salvar de la invasión francesa intereses del Real Palacio que, en razón de su cargo, guardaba. Precediéndole separadamente, para mayor seguridad de sus vidas, huía también su esposa doña Dolores Capopardo de Castillo, la cual se hallaba en cinta.
Sor Patrocinio
Al llegar al Pinar en San Clemente de la Mancha, sintió doña Dolores los síntomas del alumbramiento y, sin poderlo evitar, allí mismo dio a luz una hermosísima niña. Embargado su ánimo por el temor que motivaba la huída, abandonó ante la nieve el fruto de sus entrañas, pedazo nobilísimo de su corazón.
Transcurridos tres días, pasó por el mismo sitio D. Diego, quien oyéndose llamar con el dulce nombre de padre, sospecho lo
ocurrido, bajose del caballo, contempló a la recién nacida y .

reconociéndola por hija, la tomo en sus brazos y acariciándola con ternura, imprimió en su frente el primer beso de su amor.

Cargó enseguida con su rico tesoro y dando gracias a Dios, llegose con él al pueblo inmediato de Valdeganga (Cuenca), donde avisada la abuelita materna fue bautizada esta angelical criatura por el reverendo padre Francisco Montoro, imponiéndosele el nombre de Maria Josefa Dolores Anastasia. Nombre que, al ingresar en religión a sus diecinueve años, en la Comunidad de Religiosas Concepcionista Franciscana en Madrid, el 19 de enero de 1829, cambió por el de Sor María Rafaela de los Dolores y Patrocinio.
Circunstancias no comunes acompañaron el nacimiento de esta niña que, andando el tiempo, habría de llenar con su fama, el agitado siglo XIX, merced a sus virtudes y a las gracias extraordinarias que Dios la concedió. Unos la veneraban como a santa, y otros (los enemigos de Dios) la vilipendiaban y calumniaban, haciéndola blanco y objeto de crueles persecuciones y destierros.
Todo lo sufría esta "mujer fuerte" con una mansedumbre a toda prueba, sin más norte que la voluntad de Dios manifestada a través de su Prelado y alentada con la compañía de la imagencita de Nuestra Señora del Olvido Triunfo y Misericordias que la acompaño a todas partes. Esta mujer varonil para las batallas de Dios, dulce y mansa en cambio para con todos, incluso con sus mismos perseguidores, cuya animadversión se convirtió muchas veces en admiración y respeto al tener la suerte de tratarla. Para sus Madres, Hermanas y después hijas queridísimas fue corazón desbordante de amor y espejo preclaro de todas las virtudes.
La madre Patrocinio el 13 de Agosto de 1831, estando en el coro con sus Hermanas Concepcionistas de Caballero de Gracia, Madrid, entre las cinco y las seis de la tarde, tuvo una visión del cielo en la que contempla a la Virgen María, acompañada del Arcángel San Miguel, sosteniendo en sus manos una pequeña imágen que representa a la Señora con el niño Jesús sentado en el brazo derecho... “Entregóme la soberana reina esta portentísima Imagen, este encanto de los cielos y la Tierra, y empezó en el cielo una celestial música, entonando la salve y otros sagrados cánticos; todos los cortesanos del cielo se daban parabienes. La Santísima Trini-

dad la Santísima Virgen María y, después ,todos los cortesanos del Cielo llegaron a adorar a su Reina y Señora en esta soberana y encantadora Madre del Olvido (Vida admirable, páginas 52-53)
Sufrió varios destierros, decretados por el gobierno, merced a las nobles calumnias de que era objeto. Otras tantas veces fue incorporada a su querida comunidad de Caballero de Gracia (hoy Blasco de Garay), Madrid, donde primero como súbdita y después como Prelada, se la amaba y veneraba por su santidad. En este convento recibió la impresión de las llagas, en los primeros años de su vida religiosa.
Estando desterrada en Benavente (Zamora), el gobierno dio una orden mandando cerrar los conventos que no contasen con doce religiosas como mínimo. En el convento de Concepcionistas de Torrelaguna, solo habían quedado tres religiosas entonces el Cardenal de Toledo, bajo cuya jurisdicción estaba también Madrid, decidió reformar esta comunidad con monjas de la Madre Patrocinio. Así se lo propuso en su destierro y ella, anhelando vivir alejada de la Corte, a pesar de conocer la pobreza e incomodidades de este Convento por haber estado desterrada en él, acepto inmediatamente la propuesta, renuncio a su cargo de Abadesa en Caballero de Gracia y con diez religiosas más de su monasterio, se traslado a Torrelaguna (Madrid)

Vivian las religiosas en este "Portalico de Belén", como llamaba la sierva de Dios a este monasterio, en medio de la más absoluta pobreza, con privaciones sin cuento, pero con desbordante paz y alegría, en torno a su amada Madre Patrocinio a la que amaban con intensa ternura y de la que, todas sin excepción, se sentían igualmente amadas.
Permitió Dios que fuesen visitadas en Torrelaguna las religiosas, por el Presidente del Gobierno de S. M. Isabel II, que en otro tiempo decretó el destierro de nuestra Venerable Madre, y al ver a la "temida" monja en aquel ambiente de austeridad y auténtica pobreza, y a sus hijas plenamente felices en torno a ella a pesar del mal acondicionamiento del convento y privaciones de todo género que debían imponerse. Visto esto, repito, por uno de sus más encarnizados enemigos, convirtió en admiración, veneración y respeto, el odio que antes había albergado en su corazón hacia esta inocente víctima.
Él mismo informó a la Reina del mal estado en que vivían Sor Patrocinio y sus monjas. Merced a esta información, Isabel II resolvió, de acuerdo con su gobierno, trasladarlas a otro punto, y para ello eligió S. M. el convento de San Pascual de Aranjuez.

Se sigue narrando, en la información facilitada por la Madre Sacramento: "Nos ha parecido dar a conocer algo de un alma tan grande, gloria de nuestra Orden Concepcionista, conocida en el siglo pasado por "la monja de las llagas", antes de entrar de lleno en la historia de la fundación, o más bien, del establecimiento de nuestra Comunidad de este Real Convento de San Pascual

Continuando diremos que escribió la Reina una cariñosísima carta a la sierva de Dios manifestando su deseo de que saliera de Torrelaguna y ofreciéndole el expresado convento de San Pascual. Ella, aunque agradecida, rehusó el real ofrecimiento suplicando la dejasen tranquila en su retiro de Torrelaguna. Insistió S. M. diciendo que era su voluntad y que quería hacer ese obsequio al Señor y a la Santísima Virgen del Olvido Triunfo y Misericordia. Ante tan generoso y piadoso ofrecimiento la Venerable Madre no tuvo más remedio que rendirse, aceptando agradecida lo que la providencia divina, por medio de la magnificencia de SS. MM. se dignaba ofrecerle. Hicieron los Augustos Monarcas donación del Real Convento, con escritura pública y con todas las formalidades que requería el caso, con la aprobación y satisfacción de los reverendísimos prelados, Cardenal Arzobispo de Toledo y Nuncio de su Santidad, y, lo que es más, con el beneplácito del Papa Pio IX, al que S. M. la Reina dio cuenta de todo lo hecho.
El día 16 de Abril del año 1857, muy de mañana, partió de Torrelaguna camino de Aranjuez, una comitiva insigne formada por la sierva de Dios y sus religiosas, los dos Vicarios de la Comunidad y los representantes de los Superiores Eclesiásticos. Al día siguiente quedó instalada la amada y Venerable Madre Patrocinio y su comunidad en dicho Real Convento (17 de Abril de 1857).Una vez instaladas en Aranjuez, hubo un gran movimiento de vocaciones jóvenes que, movidas por Dios, pidieron el hábito.

En tales proporciones fue este movimiento, que, en tres meses, ingresaron hasta 32 novicias, algunas de muy ilustre linaje. Por tanto, en poco más de medio año de fundación, llegaron a ser más de 50 monjas, todas animadas del más ferviente espíritu y deseo de perfección, emulando a su santa Prelada.
Aprovechando la sierva de Dios esta coyuntura maravillosa que Dios le ofrecía emprendió decididamente, llena de fervor y fortaleza, la reforma de la Comunidad en todos aquellos puntos que la relajación había introducido, contrarios al espíritu de la Santa Regla y constituciones, especialmente en lo referente a la pobreza seráfica, al oficio Divino y al culto a la Santísima Eucaristía.
El primer capítulo de elección de Prelada, celebrado en Aranjuez, fue presidido por el Señor Cardenal Arzobispo de Toledo, Excelentísimo Sr. D. Fray Cirilo de Alameda y Brea.
​Por especial concesión, asistieron a él SS. MM. D. Francisco de Asís y Borbón y Doña Isabel II. Salió electa por unanimidad la Venerable Madre Patrocinio, con gran gozo de todas sus hijas, solo el corazón de ella quedo verdaderamente crucificado. Los Augustos Monarcas salieron edificadísimos del acto y llenos de emoción sus piadosos corazones



De este convento de Aranjuez y siendo Prelada la sierva de Dios, salieron monjas para fundar en los sitios Reales de la Granja, El Pardo, El Escorial y Loyola, Alcázar de San Juan y Guadalajara, siendo ella Prelada de Aranjuez. Al fundar el último convento de Guadalajara, fijó en él su morada con el fin de vivir retirada de la Corte, dedicada toda al servicio de Dios. En este convento murió santamente el día 27 de Enero de 1891.
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